En el siglo XVIII, varios acontecimientos coadyuvaron al crecimiento del puerto de Santa Cruz:

- La erupción del volcán Arenas Negras (1706), cuyas lavas destruyeron la rada del puerto de Garachico.
- El traslado de la Comandancia Militar  (1723), desde La Laguna al Castillo de San Cristóbal.
- La obligatoriedad de “que ningún velero pudiese recalar en puerto insular alguno, sin antes haberlo hecho en el de Santa Cruz”.

Por todo ello, en 1787, los Comandantes Generales, con la ayuda de los comerciantes, iniciaron las obras del primer muelle realizado en el Archipiélago Canario, el cual, en 1822, se le cataloga como “Puerto y Depósito de Primera Categoría” y, en 1852, se le reconoce como “Puerto de Interés General”, categoría que implica que, la construcción, conservación, recaudación, explotación, y administración del mismo, correrían a cargo del Estado.

En 1709, con la creación de la Junta de Obras del Puerto, comenzó la construcción de la dársena de Anaga: Muelle Sur (1951), Muelle Norte y el Muelle de Ribera (1960 – 1963 – 1982). La dársena del Este se realizaría entre los años 1965, 1970 y 1983. La dársena pesquera en 1983. En 1964 se inauguró, al Sur de la ciudad, el Muelle de la Hondura, y en el período 1980 – 1987 se hizo la dársena de Los Llanos.

El Puerto de Santa Cruz de Tenerife siempre ha sido un gran centro de actividad mercantil de los productos locales de exportación (azúcar, cochinilla, vino, plátanos, tomates, etc.) y receptor de aquellos otros de los que no se dispone. La existencia del Régimen de Puerto Franco (1852), posibilitó su desarrollo comercial dado que la franquicia para los buques de escala que lo visitasen suponía la eliminación de trabas en el comercio local permitiendo que los barcos de banderas extranjeras navegaran entre las islas.

El Puerto de Santa Cruz siempre ha sido considerado como una estación de servicios en el medio del Atlántico, donde los barcos se avituallan de agua y combustible, así como de puerto de escala de cruceros de turismo.

En la actualidad este puerto se caracteriza, entre otras cosas, por la especialización de sus puntos de atraque en cada una de sus cuatro dársenas, muelle de mercancías peligrosas y fondeadero.

Este complejo portuario se extiende a lo largo de una línea de contacto con la ciudad de más de 10 km, comprendiendo cuatro dársenas, más o menos especializadas como se citó anteriormente.